martes, junio 26, 2007

El DiArIo De Un PeRrO

Semana 1: Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo! -

Mes 1: Mi mama me cuida muy bien. Es una mama ejemplar. -

Mes 2: Hoy me separaron de mi mama.Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho. -

Mes 4: He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que son para mi como "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me cogen la cola y yo les muerdo jugando. -

Mes 5: Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recamara...¡y ya no me aguantaba! -

Mes 6: Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando esconden la comida. Nunca me educan. Ha de estar bien todo lo que hago. -

Mes 12: Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos se deben sentir de mi. -

Mes 13: Qué mal me sentí hoy. "Mi hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca cojo sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo de sol. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa. -

Mes 15: Ya nada es igual...vivo en la azotea. Me siento muy solo, mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije. -

Mes 16: Hoy me bajaron de la azotea. Seguramente mi familia me perdonó y me puse tan contento que daba saltos de alegría. Mi rabo parecía que iba a salir desorbitado. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos dirigimos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo baje feliz creyendo que haríamos nuestro " día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!"Se olvidan de mi. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detenían: me habían abandonado. -

Mes 17: he tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo de mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero sólo dicen "pobre perrito", se ha de haber perdido. -

Mes 18: El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis "hermanitos". Me acerque, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quien tenía mejor puntería". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él. -

Mes 19: Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mi.Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra. -

Mes 20: Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo, estaba en un lugar llamado cuneta, pero nunca olvidare la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeo con tal de centrarme. Ojalá me hubiera matado, pero sólo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba en la ladera del camino. -

Mes 21: Llevo diez días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: " no te acerques". Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo reaccionar. "Pobre perrito, mira como te han dejado",decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir". A la gentil dama se le salieron las lagrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar. Solo sentí el pinchazo de una inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.

La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo. No convierta en problema una grata compañía.
Ayuda a abrir conciencia y así poder acabar con el problema de los perros abandonados

Fuente: http://www.asppa-peru.org

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