EL GRITO DEL SILENCIO
El era mucho mayor que ella, ella una muchacha inocente que no sabía nada de la vida, se conocieron y se enamoraron, producto de ese maravilloso amor, nación su primera hija.
Se casaron y buscaron armar su propia familia, la casa no era un palacio pero al menos tenía un techo y paredes, se decía ella.
El se iba a trabajar todas las mañanas mientras ella se quedaba en casa limpiando, tratando de convertir aquél cubil en la casa soñada.Al entrar la noche, el hombre hacía su aparición sólo para exigir su comida, aquella comida que debía de ser siempre un manjar para los dioses, puesto que ella no hacía nada más que cuidar la casa, por lo tanto su cocina debe de ser toda una perfección, pero no lo era, casándose tan joven, ni siquiera llegó a aprender en su hogar lo que toda mujer debe de saber por supervivencia.
La comida un desastre, empiezan las humillaciones, los reclamos, ella empieza a llorar, el se molesta y se va... pasan las horas y no se sabe nada de el, pero lo cierto es que se fue a la cantina a tomar para olvidar, licor tras licor, decide regresar a casa, al entrar al cuarto observa aquél frágil cuerpo, se abalanza sobre el, ella se despierta asustada, empieza el forcejeo, pero el vence, lo demás es historia sabida. Felizmente aquella noche pasó.
Los días pasaron con sus altas y bajas, aunque la rutina era más con tendencia a la baja, las humillaciones, los insultos, los desplantes, quedaron atrás para ceder a las huellas que dejan los golpes, no hiciste la comida como lo hacía mi mamá, eres una inútil!!! y la arrojaba contra el suelo, mi camisa no está planchada bien!!! y la abofeteaba, no limpiaste esta esquina!!! y los golpes seguían su curso.
Cundo la visitaban sus hermanas y veían alguna huella de dolor, preguntaban y el le decía que te diga como se lo hizo porque no comprendo como se pudo golpear, haciéndola quedar como una tonta que se chocaba o golpeaba con las cosas, ella temerosa bajaba la cabeza y trataba de esbozar una sonrisa.
Así los años pasaron, vinieron dos hijos más y la historia de nunca acabar, porque no sólo ella sufrió el maltrato encarnado por parte de su esposo, de su compañero fiel, aquél hombre que le juró amor eterno ante un altar, sino que sus hijos tuvieron que crecer bajo esta guerra en el hogar.
Ahora, ya mayor, más consiente, más madura, más valiente, decidió dejarlo, tuvieron que pasar muchas humillaciones, muchos insultos, muchos golpes para que la hicieran reaccionar y tomara el valor de decir No a sus maltratos, de decirle No al dolor en silencio, porque aprendió a quererse así misma, hoy su historia es diferente.
No permitas que esta sea tu historia, ningún otro ser humano debe de maltratarte, no permitas que la cadena de la violencia continúe, defiende tus derechos, porque tu eres muy importante, dile NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.
La comida un desastre, empiezan las humillaciones, los reclamos, ella empieza a llorar, el se molesta y se va... pasan las horas y no se sabe nada de el, pero lo cierto es que se fue a la cantina a tomar para olvidar, licor tras licor, decide regresar a casa, al entrar al cuarto observa aquél frágil cuerpo, se abalanza sobre el, ella se despierta asustada, empieza el forcejeo, pero el vence, lo demás es historia sabida. Felizmente aquella noche pasó.
Los días pasaron con sus altas y bajas, aunque la rutina era más con tendencia a la baja, las humillaciones, los insultos, los desplantes, quedaron atrás para ceder a las huellas que dejan los golpes, no hiciste la comida como lo hacía mi mamá, eres una inútil!!! y la arrojaba contra el suelo, mi camisa no está planchada bien!!! y la abofeteaba, no limpiaste esta esquina!!! y los golpes seguían su curso.
Cundo la visitaban sus hermanas y veían alguna huella de dolor, preguntaban y el le decía que te diga como se lo hizo porque no comprendo como se pudo golpear, haciéndola quedar como una tonta que se chocaba o golpeaba con las cosas, ella temerosa bajaba la cabeza y trataba de esbozar una sonrisa.
Así los años pasaron, vinieron dos hijos más y la historia de nunca acabar, porque no sólo ella sufrió el maltrato encarnado por parte de su esposo, de su compañero fiel, aquél hombre que le juró amor eterno ante un altar, sino que sus hijos tuvieron que crecer bajo esta guerra en el hogar.
Ahora, ya mayor, más consiente, más madura, más valiente, decidió dejarlo, tuvieron que pasar muchas humillaciones, muchos insultos, muchos golpes para que la hicieran reaccionar y tomara el valor de decir No a sus maltratos, de decirle No al dolor en silencio, porque aprendió a quererse así misma, hoy su historia es diferente.
No permitas que esta sea tu historia, ningún otro ser humano debe de maltratarte, no permitas que la cadena de la violencia continúe, defiende tus derechos, porque tu eres muy importante, dile NO A LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER.